miércoles, 9 de abril de 2014

Ensayo sobre 'Etimología y literatura, ficción, hecho y verdad' por Sergio Núñez Guzmán



ENSAYO SOBRE ETIMOLOGÍA Y LITERATURA
FICCIÓN, HECHO Y VERDAD
Sergio Núñez Guzmán

La ficción es una historia inventada. Esta definición cubre mucho territorio, pues incluye las mentiras hogareñas que decimos para protegernos de un examen fastidioso, los chistes casuales que escuchamos y volvemos a narrar como una conversación cortés o descortés, incluye, desde luego, las grandes obras de literatura como el Paraíso perdido de Milton o la misma Biblia. La Biblia es ficción porque es una historia inventada, esto no quiere decir que necesariamente falte a la verdad, no significa que la Biblia no pueda contener hechos. La relación entre hecho y ficción no es tan simple como pueda pensarse, ya que esta relación es muy importante para el entendimiento de la ficción y debe considerarse con gran cuidado.              
Hecho y ficción son vocablos que comparten significados en su origen latino. Hecho procede  de factum (fac_re, hacer), y ficción viene de fictum (fing_re, hacer, formar, componer). Mientras la palabra hecho se asocia con realidad y verdad, ficción es sinónimo de irrealidad y falsedad. Se puede observar que el contacto de hecho y ficción con la realidad y la verdad no es exactamente lo que aparece en la superficie. Hecho significa literalmente un hecho, hecho. La ficción no ha perdido el significado de un hecho, hecho. Pero, ¿en qué sentido el hecho, hecho, participa de la verdad o de la realidad? Un hecho no tiene existencia real una vez que ha sido hecho, puede tener consecuencias y su existencia puede estar registrada; reflexiónese en la Revolución Mexicana que, una vez hecha, terminó. Un objeto existe hasta su descomposición o su destrucción. El hecho, cuando finaliza, comienza su existencia; piénsese en Los de abajo de Mariano Azuela. El hecho, la Revolución Mexicana como tal, deja de tener existencia real, mientras la ficción, Los de abajo, puede durar casi de manera indefinida.
Podemos ver, de manera más clara, esta insólita relación entre hecho y ficción si consideramos el sitio donde ambos coexisten; ese lugar lo llamamos historia. La palabra historia se origina en la palabra griega _storίa (historia), investigación, relato.
Así, por un lado, historia puede significar “hechos que han sucedido”; y por otro, puede referirse a “una versión registrada de los hechos que se supone han sucedido”. Esto es, historia puede significar los hechos del pasado y simultáneamente es el relato de esos hechos. La palabra inglesa story (relato) se esconde en history (historia) puesto que de aquí nace. Lo que empieza como history: la Revolución Mexicana, termina como story: Los de abajo. El factum, para sobrevivir, tiene que convertirse en fictum. La ficción, así, no se opone al hecho, sólo lo complementa, y por tanto, la ficción da forma duradera a hechos humanos que de otra manera pronto se desvanecerían.
Pero esto es sólo un aspecto de la ficción. Se piensa que la ficción es algo muy diferente a los registros históricos o a los meros datos. Consideramos la ficción no sólo como algo hecho, sino como un algo en proceso de hacerse, como algo no natural, irreal, producto de la imaginación humana. Es útil, sin embargo, ver la ficción en los sentidos aquí subrayados. Puede ser muy productivo mantener una correspondencia cercana entre el relato (story: Los de abajo), y los hechos que han ocurrido en el mundo (history: la Revolución Mexicana), o puede ser muy imaginativo, o puede ser un desafío a nuestro sentido de las posibilidades ordinarias de la vida.
Tomar estos dos extremos como fines opuestos de un espectro total de posibilidades ficcionales, situarse entre el infrarrojo de la historia pura y el ultravioleta de la imaginación pura, permite distinguir muchos tonos de coloración, pero todos son fragmentos del radiante blanco de la verdad que está presente en los libros de historia y en los cuentos de hadas, y únicamente presente en cada uno de los segmentos que han sido fragmentados por el prisma de la ficción, sin los cuales no podemos ser capaces de ver la verdad, pues la verdad es como la luz ordinaria, presente, donde quiera, pero invisible, y nosotros tenemos que segmentarla para contemplarla. Fracturar la verdad en cualquiera de los matices del espectro es el trabajo del escritor de ficción.

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