ENSAYO SOBRE
ETIMOLOGÍA Y LITERATURA
FICCIÓN, HECHO
Y VERDAD
Sergio Núñez Guzmán
La ficción es
una historia inventada. Esta
definición cubre mucho territorio, pues incluye las mentiras hogareñas que
decimos para protegernos de un examen fastidioso, los chistes casuales que
escuchamos y volvemos a narrar como una conversación cortés o descortés,
incluye, desde luego, las grandes obras de literatura como el Paraíso
perdido de Milton o la misma Biblia. La Biblia es ficción
porque es una historia inventada, esto no quiere decir que necesariamente falte
a la verdad, no significa que la Biblia no pueda contener hechos. La
relación entre hecho y ficción no es tan simple como pueda
pensarse, ya que esta relación es muy importante para el entendimiento de la ficción
y debe considerarse con gran cuidado.
Hecho y ficción son vocablos que comparten significados
en su origen latino. Hecho procede
de factum (fac_re,
hacer), y ficción viene de fictum (fing_re,
hacer, formar, componer). Mientras la palabra hecho se asocia con
realidad y verdad, ficción es sinónimo de irrealidad y
falsedad. Se puede observar que el contacto de hecho y ficción
con la realidad y la verdad no es exactamente lo que aparece en la superficie. Hecho
significa literalmente un hecho, hecho. La ficción no ha
perdido el significado de un hecho, hecho. Pero, ¿en qué sentido
el hecho, hecho, participa de la verdad o de la realidad? Un hecho
no tiene existencia real una vez que ha sido hecho, puede tener
consecuencias y su existencia puede estar registrada; reflexiónese en la
Revolución Mexicana que, una vez hecha, terminó. Un objeto existe hasta su
descomposición o su destrucción. El hecho, cuando finaliza, comienza su
existencia; piénsese en Los de abajo de Mariano Azuela. El hecho,
la Revolución Mexicana como tal, deja de tener existencia real, mientras la ficción,
Los de abajo, puede durar casi de manera indefinida.
Podemos ver, de manera más
clara, esta insólita relación entre hecho y ficción si
consideramos el sitio donde ambos coexisten; ese lugar lo llamamos historia.
La palabra historia se origina en la palabra griega _storίa
(historia), investigación, relato.
Así, por un lado, historia
puede significar “hechos que han sucedido”; y por otro, puede referirse a “una
versión registrada de los hechos que se supone han sucedido”. Esto es, historia
puede significar los hechos del pasado y simultáneamente es el relato de
esos hechos. La palabra inglesa story (relato) se esconde en history (historia)
puesto que de aquí nace. Lo que empieza como history: la Revolución
Mexicana, termina como story: Los de abajo. El factum, para
sobrevivir, tiene que convertirse en fictum. La ficción, así, no
se opone al hecho, sólo lo complementa, y por tanto, la ficción
da forma duradera a hechos humanos que de otra manera pronto se
desvanecerían.
Pero esto es sólo un aspecto
de la ficción. Se piensa que la ficción es algo muy diferente a
los registros históricos o a los meros datos. Consideramos la ficción no
sólo como algo hecho, sino como un algo en proceso de hacerse, como algo no
natural, irreal, producto de la imaginación humana. Es útil, sin embargo, ver
la ficción en los sentidos aquí subrayados. Puede ser muy productivo mantener
una correspondencia cercana entre el relato (story: Los de abajo), y los
hechos que han ocurrido en el mundo (history: la Revolución
Mexicana), o puede ser muy imaginativo, o puede ser un desafío a nuestro
sentido de las posibilidades ordinarias de la vida.
Tomar estos dos extremos
como fines opuestos de un espectro total de posibilidades ficcionales, situarse
entre el infrarrojo de la historia pura y el ultravioleta de la imaginación
pura, permite distinguir muchos tonos de coloración, pero todos son fragmentos
del radiante blanco de la verdad que está presente en los libros de historia
y en los cuentos de hadas, y únicamente presente en cada uno de los
segmentos que han sido fragmentados por el prisma de la ficción, sin los cuales
no podemos ser capaces de ver la verdad, pues la verdad es como la luz
ordinaria, presente, donde quiera, pero invisible, y nosotros tenemos que
segmentarla para contemplarla. Fracturar la verdad en cualquiera de los matices
del espectro es el trabajo del escritor de ficción.
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