CAPELLÁN,
ESCAPAR, CHAPERÓN
Sergio
Núñez Guzmán
Capellán, escapar, chaperón,
tienen un mismo origen y por tanto comparten, al menos, un rasgo distintivo en
su significado.
Las palabras capellán, escapar, chaperón se
presentan con una desigualdad total en su fonética, es decir, en sus sonidos;
sin embargo, para el lector común y corriente no hay una posible identificación
entre estos términos. La sorpresa surge cuando se descubre que estos tres
vocablos son derivados de la misma palabra latina cappa. El diccionario latino-español de Blánquez Fraile dice cappa, ae. Tocado o adorno de la
cabeza. Surge la fascinación cuando el lector intenta dar respuesta a cómo de cappa nace capellán, escapar, y chaperón el atento lector se da cuenta que el
explicar los cambios implica tanto la fonética como el significado de éstos. Es
conveniente ser conscientes del objeto que se intente explicar. Los sonidos, la
fonética es, por así decirlo, la parte material de la palabra o mejor del signo
lingüístico, puesto que al representar estos sonidos de manera gráfica en el
papel no sólo se escuchan sino que también los podemos ver. El significado es la parte intangible del
signo lingüístico, es la imagen conceptual que el lector imagina. Escapar es el
acto de huir pero muy difícilmente será ex
cappa, fuera cappa. La capa es un estorbo para huir. La cappa latina presenta la consonante
geminada -pp- que al pasar al
español se asimila y queda -p- y
así de cappa capa.
El diminutivo de cappa es cappella, y de aquí se explica capellán, sólo en su fonética. La traducción de cappella, puesto que es el diminutivo
de cappa capita, ya que el hablante de español entiende a capellán como quien da los servicios
religiosos en la capilla. La
distancia entre capilla y capita es mucha. ¿Por qué? ¿Cómo es
posible establecer las relaciones de contenido, de significado entre estos
términos?. Es necesario pensar que todas y cada una de las palabras que
constituyen el tesoro léxico de una lengua tienen su propia historia -
lingüística diacrónica -, y sólo cuando se acude a esta historia interna de la
lengua se encuentran diversas explicaciones que pueden satisfacer nuestros
requerimientos de conocimiento y así encontramos que San Martín de Tours (murió
en 397), cuando era soldado en el ejército romano, se cree que partió su capa
militar (latín vulgar cappa) a
la mitad y cubrió con una parte a un pordiosero que temblaba de frío a las
puertas de Amiens y envolvió la otra parte en sus propios hombros. La capa de San Martín, después de su
muerte, se conservó como una reliquia entre los reyes francos. Se hicieron
acompañar por esta reliquia y la protegían en una tienda, que por esta razón
fue llamada capella (capilla). Y el guardián de la reliquia
recibió el nombre de cappellanus
(capellán). Durante la época de
paz, los reyes guardaban la reliquia en un oratorio de su palacio. Este salón
servía como un oratorio privado al que se le llamó cappella (capilla)
al rededor del siglo VII, el término cappella
(capilla) fue utilizado para
cualquier oratorio donde se celebrará misa. En el siglo XI, el francés tomó la
palabra cappella como chapele, de donde la tomó el inglés a
principio del siglo XIII.
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