viernes, 21 de marzo de 2014

Traducción de 'La sorgente' de León Tolstoy por Sergio Núñez Guzmán



Traducción de ‘La sorgente’ de León Tolstoy
Narración tomada del italiano
Traductor Sergio Núñez Guzmán

El manantial

Un día de verano tres  peregrinos cansados se encontraron cerca de un fresco manantial, que brotaba al margen de un gran camino en el corazón de una floresta taciturna; hierbas tiernas y musgos olorosos lo enmarcaban, cantidad de árboles daban sombra con su denso follaje, y, de sus aguas frescas como perlas y puras como lágrimas, se recogían en una represa de piedra, luego se desbordaban y escurrían formando un arroyo que se perdía murmurando en la espesura del bosque.
         Los tres peregrinos se sentaron en torno al manantial después de haberse refrescado con el agua de la fuente, y, se sentían confortados y consolados, pues miraban el campo verde de las humildes hierbas aromáticas, y, escuchaban el suave murmullo de las aguas, y, sobre la represa de piedra se leía esta inscripción: ‘Que el manantial sea tu modelo’.
         Ninguno comprendía el significado de tales palabras. ¿En qué cosa ellos habrían podido imitar al manantial?, aunque después de haber meditado por un largo rato se manifestaron con sus pensamientos.
         Uno de los peregrinos era un hombre maduro; sin embargo, lleno todavía de energía, tal vez era un comerciante que viajaba por sus  asuntos, miró a sus compañeros y dijo: ‘Yo creo comprender estas palabras misteriosas. El consejo que nos dan me parece bueno. El manantial fluye, el arroyo se aleja, recoge el agua de otros riachuelos y se vuelve río, así el hombre no debe detenerse nunca, debe en cambio trabajar sin descanso, de este modo recogerá grandes riquezas y grandes experiencias.
         El otro peregrino era joven, escuchó el discurso del hombre maduro, apartando la cabeza, luego dijo: ‘Según yo, el significado de la inscripción es diverso, pues es esto: el hombre debe huir de los pensamientos malvados, de los sentimientos perversos y conservar su corazón puro como el agua de este manantial y tan limpio como esta agua que sacia la sed y da satisfacción y devuelve el vigor; pero, si se hace turbia, no beneficiaría a ninguno y fluiría inútilmente a través de la tierra. Lo mismo sucede con el hombre que ha enturbiado los sentimientos del corazón.
         El tercer peregrino, un viejo cargado de años y de experiencia y con una larga barba blanca, estaba escuchando en silencio las palabras de sus compañeros, finalmente sonríe amablemente y expuso también su parecer. ‘Este joven tal vez tiene razón; sin embargo, también hay otra profunda enseñanza en esto que dan las palabras escritas sobre la piedra, sólo es otro consejo que murmura el agua de esta fuente, ésta dice al hombre: Yo doy mis aguas por nada a los peregrinos que se detienen, que están cansados y sedientos. Haz tú lo mismo con tus hermanos, haz el bien a todos, dona aquello que ayuda al prójimo con corazón contento y sin condiciones; no pidas a los hombres ni gratitud ni recompensa a cambio de tus beneficios solamente el pago de vivir en la alegría de tu bondad’.
Comentarios a la lectura de ‘El manantial’
Sergio Núñez Guzmán

El contenido, el significado de esta lectura, transporta al lector a otro mundo perdido en el devenir de los tiempos, qué se puede pensar y reflexionar cuando el punto de referencia es nuestro propio mundo, nuestro aquí y ahora o acaso existe otra posibilidad de comprender la posible relación entre este mundo nuestro y aquel otro desaparecido, ¿dónde nos podemos situar? Tal vez en un aquí hipotético inexistente o en aquel otro de sueño imaginado e irreal, pero. . . ¿cuál es nuestra respuesta? Pues el pan de cada día de las noticias es la maldad de unos y otros, y, ¿dónde está la bondad?, ¿dónde está la sonrisa del ser humano?, ¿qué buscamos?  
Los manantiales de paz y belleza siguen desapareciendo, pues sólo la maldad anida en el corazón de los hombres que proponen soluciones ficticias ya que la verdad es conocida por unos cuantos y las mentiras son las migajas desprendidas de los discursos pronunciados y transcritos por la prensa. ¿A dónde voltear cuando el papa renuncia? Y la sonrisa de los fieles se transforma en interrogantes sin respuesta. Y en nuestro país, cuantas y cuantas preguntas sin respuesta cuando se ahoga la verdad con la falsedad diaria de periódicos, de noticias televisivas, de las redes digitales, de. . .  Acaso nuestra sociedad se suicida con la contaminación de todas clases, donde no hay culpables y solo los inocentes pagan los platos rotos. ¿Cuál es nuestro futuro? ¿Cuándo podremos ser optimistas?
La sorgente
Autor Leone Tolstoy

Un giorno d’estate tre Pellegrini stanchi s’incontrarono presso una fresca sorgente.
         Essa scaturiva al margine d’una grande strada, nel cuore d’una cupa foresta; erbe tenere e muschi odorosi la incorniciavano, fitti alberi le davano l’ombra del loro denso fogliame; e le sue acque, fresche come perle e pure come lagrime, si raccoglievano in un bacino di pietra, poi traboccavano e scorrevano, formando un nitido ruscelletto che si perdeva mormorando nel folto del bosco.
         I tre pellegrini sedettero intorno alla sorgente, dopo essersi dissetati con la sua acqua.
         E si sentivano sollevati e consolati, guardando il verde terreno delle umide erbette, ascoltando el soave mormorio delle acque. Sul bacino di pietra lessero questa iscrizione: ‘La sorgente sia il tuo modello’.
         Nessuno comprese il significato di tali parole. In che cosa essi avrebbero potuto imitare la sorgente?
         Ma dopo aver meditato a lungo, si manifestarono i loro pensieri.
         Uno dei pellegrini era un uomo maturo ma pieno ancora di energie: forse era un mecante che girava per i suoi affari. Guardo i compagni e disse:
-Io credo di comprendere queste misteriose parole. Il consiglio che ci dánno mi par buono. La sorgente scorre, el ruscello si allontana, raccogglie l’acqua di altri ruscelli e diventa un fiume. Cosi l’uomo non deve fermarsi mai, deve invece lavorare senza posa; in questo modo raccogliera grandi ricchezze e grandi esperienze.
         L’altro pellegrino era giovane. Ascoltó il discorso dell’uomo maturo, scotendo il capo; poi disse:
         -Secondo me, il significato dell’iscrizione é diverso, ed é questo: l’uomo deve fuggire i pensieri cattivi, i cattivi sentimenti, e conservare il suo cuore puro come l’acqua di questa sorgente. Cosi limpida, quest’acqua disseta e dá la gioia e dende le forze. Ma, se fosse torbida, non gioverebbe ad alcuno, e scorrerebbe, inutile, attraverso la terra. Altrettanto succede dell’uomo che ha torbidi i sentimenti del cuore.
         Il terzo pellegrino, un vecchio grave di anni e di esperienza, con una lunga barba bianca, aveva ascoltato in silenzio le parole dei compagni.
         Infine sorrise amabilmente ed espose anche lui il suo parere: -Questo giovane forse ha ragione. Ma anche un altro profondo insegnamento ci dánno le parole scritte sulla pietra, un altro consiglio ci mormora l’acqua di questa sorgente. Essa dice all’uomo: ‘Io dó le mie acque, per nulla, ai pellegrini che si fermano qui stanchi e assetati. Fa’ tu lo stesso coi tuoi fratelli; fa’ del bene a tutti, dona quello che hai al prossimo, con lieto cuore e senza condizioni; non chiedere agli uomini in cambio dei tuoi benefizi né gratitudine, né ricompensa, pago soltanto di vivere nella gioia della tua bontá.’

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