jueves, 27 de marzo de 2014

Impresiones de un viaje al sureste mexicano Sergio Núñez Guzmán



            Impresiones de un viaje al sureste mexicano     
                                                                  Sergio Núñez Guzmán

Mis ojos de capitalino, cien por ciento chilango, empezaron a descubrir otros colores, al salir del Distrito Federal; ojos acariciados por el color verde de los bosques de coníferas, que surgen a los márgenes de la autopista a Puebla, ojos nuevamente acariciados por el blanco inmaculado de las nieves del Popocatépetl y del Iztaccíhuatl, cumbres que asoman fugaces por el movimiento de las nubes y del autobús. Sorpresa continúa el paisaje.

El hombre deja de ser la multitud del metro Pino Suárez, para convertirse en la persona que camina en alguna vereda cercana a la carretera. Descubro, de pronto, una distancia entre el aquél y el yo. ¿En qué consiste esta distancia?

Pasamos Puebla, que sólo fue un anuncio en la carretera. Las coníferas quedaron atrás, aparecen cactáceas, nopaleras cargadas de tunas. La vista sigue alegre, viendo verde, otro verde, siempre verde. Cruza por la imaginación aquel otro color defeño y se hacen palpables los verdes. Surge el aquí y el allá.

No hay comentarios:

Publicar un comentario