martes, 25 de marzo de 2014

Ensayo acerca de 'Plicare, plegar, llegar' por Sergio Núñez Guzmán



Plicare, plegar, llegar
Sergio Núñez Guzmán

Las embarcaciones romanas cuando llegaban a su destino plegaban sus velas. Como se observa, existe una profunda relación gráfica y por tanto fonética entre los correspondientes infinitivos de los verbos plegar y llegar, donde el grupo latino pl- aparece como ll- en español, y lo mismo ocurre con pluvia(l) > lluvia, plaga > llaga, planta > llanta, pleno > lleno y otros más.
            El lector curioso puede afirmar que el significado de plegar es distinto del de llegar, porque la diferencia está marcada precisamente por la oposición de los sonidos pl-/ll-, fonemas constituyentes de una síntesis, en donde las relaciones establecidas permiten la distinción de significados, pues los fonemas solos carecen de sentido, sin embargo, éstos al conformar el conjunto –el significante de la palabra- son portadores de significado. La solidaridad existente entre el significante y el significado produce el signo lingüístico, el morfema o morfemas constituyentes de la palabra* o unidad mínima situada entre blancos. Piénsese en la expresión francesa: quelle heure est-t-il?, donde la –t- tiene sólo un valor fonético, pero sin éste, la expresión es agramatical y por tanto ininteligible. Expresión, por otro lado, común en la comunicación diaria, pues el lenguaje es, ante todo, articulación de la comunicación humana.
            Al señalar la transformación de pl- en ll se clarifica la correspondencia entre plegar y llegar en cuanto al significante; no obstante, el significado también se altera puesto que plegar ya no es llegar, porque hoy en día plegar es doblar y llegar es alcanzar algún fin, pero, por otro lado, la relación tan estrecha de significantes obliga a buscar un origen común o étimo que permita explicar las oposiciones existentes dadas por la evolución natural de la lengua, lo que permite valorar otra posibilidad de estudio, es decir la sincronía y la diacronía. Ésta otra oposición nos hace ver el origen latino de las lenguas romances, efectivamente cuando las embarcaciones romanas llegaban a su destino plegaban sus velas, en donde uno de los dos verbos debe ser el original y el otro el derivado. La consulta al Drae dice plegar del latín plicare. La disimilitud en las grafías es evidente: plicare > plegar. El diccionario hace ver plicare como el origen latino o étimo de llegar. La pregunta obvia es cómo se dieron los cambios. Y una respuesta, no tan obvia, es que los sonidos cambian por las relaciones establecidas entre uno y otro, por ejemplo, un sonido dental (t,d) al unirse a un sonido velar (k,g) puede asimilarse o disimilarse: lat. nocte > it. notte > fr. nuit > esp. noche. En el ejemplo italiano de nocte a notte se ve, de inmediato, la asimilación de la k a la t en el grupo kt, por lo que se produce el grupo geminado tt, (cf. lat. nota > it. note). En el ejemplo francés de nocte a nuit se observa la disimilación de la consonante velar sorda k a la vocal palatal cerrada i (kt > it), junto con el cambio de la vocal velar abierta media o a la vocal velar cerrada extrema u, (o > u por contacto con la vocal palatal cerrada extrema i –yod- siguiente), (cf. fr. minuit, après-midi, nocturne). En el ejemplo español nocte > noche se advierte el cambio del grupo kt en ch y la sorpresa está en la presencia de las grafías c, h, unidas en grupo, con un valor fonético distinto al del español, pues el sonido palatal ch no existía en latín, pero las grafías c, h están presentes en ch-orus, en donde el grupo ch suena como k-orus. En el caso de nocte > noche, la disimilación aparece cuando la k del grupo -kt se convierte en la vocal palatal i como en francés. Esta vocal i palatal cerrada extrema (yod) que da origen a –it- cierra la vocal precedente o en u y palataliza la consonante inmediata t, así,  y una vez hecho el trabajo, desaparece:  nocte > noite > noche (cf.  ing.  night, al. Nacht); lacte > laite > leche.
            Los étimos o raíces de las lenguas romances son latinos en un muy alto porcentaje, por lo que plic-are presenta diversas evoluciones: lat. plicare > esp. plegar, fr. plier, it. piegare, port. checar, y, aunque no se considera una lengua romance, en inglés sup-plic-ate.
            En español: plic-are se manifiesta sin evolucionar su raíz (cultismo) en diversos compuestos: aplicar (arrimar), aplicación, complicar (enrollar, enredar), complicación, cómplice; explicar (desplegar), explicación, explícito; implicar (envolver, involucrar), implicación, implícito; replicar (responder, contestar), réplica; suplicar (doblarse, rogar), súplica, suplicio.
            Plicare > plegar. La e final latina se pierde porque el español acepta a la r como consonante final de palabra. La –k- consonante intervocálica velar sorda se sonoriza en su correspondiente velar sonora –g- por asimilarse a la sonoridad de las vocales del contexto. La vocal palatal cerrada –i- de la sílaba inicial se modifica en la respectiva vocal palatal abierta –e-. Las diferentes modificaciones, cambios, evoluciones que sufren las palabras a través  del tiempo y del espacio originan las palabras populares, pues en muchas ocasiones es el habla popular la que origina e incrementa estas transformaciones.
            Derivados de plegar: desplegar (desdoblar), despliegue; replegar, repliegue; plegable, plegadizo; pliego, pliegue.
            Derivados de llegar: llegada; allegar, allegado.
            En francés: plicare > plier. La palabra latina está formada por la raíz plic- y el sufijo –are marcador de la primera conjugación del latín, que en la evolución al francés pasa como –er, así al unirse a la raíz latina plic- da plic-er, donde la consonante –c-, al estar situada entre las vocales palatales i, e se palataliza en y (yod), por lo que en el contexto de vocales palatales se pierde al asimilarse a las vocales. Plier, por otro lado, se considera variante analógica de ployer.
            Derivados de plier: pli (pliegue), pliable (doblable), pliage (doblado), pliant (plegable), pliure (doblado); plisser (plegar), plissement (plegadura), plissure (doblado); Deplier (desplegar); replier (replegar), repli (repliegue), repliement (replegamiento); deplisser (desplegar).
            En italiano: plicare > piegare, donde el grupo de consonantes inicial pl- se convierte en pi-. Otros ejemplos: placere > piacere (placer), planu > piano (llano), plangere > piangere (plañir), plaga > piaga (llaga), platea > piazza (plaza), plenu > pieno (lleno), plumbu > piombo (plomo), plovere > piovere (llover), ploppu > piopo (chopo < populu), plus > più (más), pluma > piuma (pluma).
            Derivados de piegare: repiegare (replegar, redoblar), piega (pliegue, llaga), piegata (dobladura), piagato (llagado), piagatore (doblador, plegador), piegatrice (plegadora, plagadera), piegatura (doblado, plegado); pieghettare (plisar, tablear), pieghettato (plisado), pieghettatura (plisado, tableado), pieghevole (plegable, flexible), pieghevole (folleto, desplegable).
            En portugués: plicare > chegar, donde el grupo de consonantes inicial pl- se convierte en la consonante palatal ch-; sin embargo, también se presenta pl- > pr-: placere > prazer.
            La modificación del grupo de consonantes inicial pl- en la ll- del español y en la ch- del portugués da origen a las consonantes palatales románicas, a las cuales se añade la ñ (cf. cognac). Estas consonantes al ser producto de la evolución fonética requieren de una exposición más extensa que es posible ampliar en la bibliografía que se consulta.
            En inglés: sup-plic-ate de la raíz latina plic-are-. La segmentación de sup-plic-ate muestra los siguientes morfemas: sup- es el prefijo proveniente de la preposición latina sub (hacia abajo), plic- (doblar) es el étimo latino, y –ate es el sufijo del infinitivo original, propio del verbo inglés. La consonante final de la preposición latina sub- en inglés se asimila a la consonante inicial de la raíz latina o étimo plic- originando el grupo –pp- en supplicate. El sufijo –are del verbo latino plic-are  propio de la primera conjugación, el inglés lo sustituye por el sufijo –ate propio de la conjugación inglesa, de aquí supplicate.
            Los morfemas al articularse entre sí dan origen a cambios o transformaciones que se representan en las grafías del texto, estas modificaciones también alteran el significado del conjunto, pues de un posible significado original denotativo: doblar hacia abajo; se modifica en otro posible significado connotativo: suplica, ruego.
            México, D. F. a 24 de abril del 2011.
            Sergio Núñez Guzmán.

No hay comentarios:

Publicar un comentario