La palabra se rebela.
Si no la cuidas se escapa,
porque tiene su querencia.
Pedro
Garfias
Ensayo: Sergio
Núñez Guzmán
La oposición
recuerdo/olvido está presente en estas tres líneas. El recuerdo de todas y cada
una de las palabras está en el significado que el lector identifica, pero. . .
¿cuál es el sentido del mensaje encerrado en el conjunto situado entre puntos?
La curiosidad del lector no permite el olvido, ya que la significación está
aquí, en estos vocablos, o, acaso está
fuera, no, la comunicación se establece desde el interior del mensaje al
exterior constituido por la lectura de los receptores, y es, en esta relación de
la lectura mensaje emisor/receptor, donde el lector queda atrapado, pues al
intentar responder las interrogantes planteadas por los contenidos textuales
acepta la interlocución con el texto, con el autor desconocido, pues este envía
el mensaje cifrado con sus propios contextos socioculturales, que el lector,
como receptor, descifra a su vez con sus propios contextos socioculturales que
naturalmente difieren de los del emisor.
Las palabras aprisionan al lector,
y, éste quiere hacerlas suyas, son su querencia,
pero ¿cómo?, jugando con ellas. Y “La palabra se rebela”. . . “se escapa”, ¿por
qué?, porque se oculta tras el velo (re-velar/re-velar) del texto, es decir el
sentido está en la totalidad textual.
La palabra muestra su querencia, se
rebela porque no la cuidamos y se escapa. Pero no, el lector al intentar
comprender los contenidos descubre otras posibilidades de lectura, que lo
conducen a rastrear otras visiones del mundo en culturas ajenas a su aquí y
ahora. La sorpresa está en la hoja de papel, en no poder olvidar estos
renglones, porque. . . ¿cuál es mi querencia? o ¿cómo satisfacer la inquietud
del saber?
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