viernes, 14 de febrero de 2014

Ensayo: El lector y el posmodernismo por Sergio Nùñez Guzmàn



El Lector y el posmodernismo
Sergio Núñez Guzmán

¿Qué representa para el ingenuo comprador, para el estudiante o para el “intelectual” presentes en las librerías, la sola carátula del libro Posmodernismo de Richard Appignanesi y Chris Garratt?
¡Un reto!, ¡un desafío! a la razón y a la inteligencia de cualquier ser humano, pues como entender la portada donde aparece el rostro de Apolo, dios de la mitología clásica griega, representante del anéer (varón), y por tanto, del sexo masculino, entre rosas y flores, con lentes ahumados para el sol, tipo siglo XXI, y en algo que aparenta ser un cuadro, o tal vez un espejo colgado en un mantel puesto, a su vez, quien sabe dónde. Y… el título medio escondido detrás ¿de qué?: “Para… (m)iantes”. Claro, clarísimo.
         Esta portada es en sí misma una invitación y un reto, ¿para quién? Para quien quiera comprar o leer ¿qué?
         El ver, el oír, el sentir, etcétera aportan al hombre el conocimiento de la realidad, pero… ¿cuál es esta realidad?, ¿qué me dice?, ¿de qué me habla?, de un hoy, es decir del cuadro espejo colgado en la recámara de mi “alter ego.” No puede ser. Mis sentidos me engañan, y… o ¿esto? Me habla del ayer, del hombre que vivía en el calos cai agathos (belleza y bondad) de dioses hombres griegos, y… ahora ¡acaso! creemos en lo que vemos. ¿Dónde está la belleza?, ¿dónde la bondad?, ¿dónde la verdad?, acaso en este cuadro producto de nuestro mundo globalizado.
         En el aquí y ahora, el hombre observa pasivo lo que tuvo y lo transforma para el futuro, pero ¿cuál es el futuro? Este futuro es la incomprensión en la locura del ahora, pues ¿qué es el pos(  )*modernismo Estará bien escrito o será una comunicación reemplazada por la “t” ausente del tequila posmoderno de la droga televisiva omnipresente, o ¿cuál es la lengua que se habla en este globo terráqueo pos( )moderno?, y claro, no anatómica, ¿ya que todo es tan instantáneo y tan pos(  )moderno que es el futuro en el presente del pasado, porque tanto la lectura como la comprensión son el paréntesis de la pos( )modernidad ausentes en el presente.
         El hombre quiere entender para creer en lo que ve, pero no, no es posible asir la verdad del conocimiento en el caos del espejo o ¿es la visión de mi alter ego y la mía?, y yo, yo, es el eco televisivo el que responde tú, tú, cómprame, cómprame, cómprame, ve, ve, y yo, yo, compro y compro y compro, todo, todo, todo, el pasado, el presente y el futuro en el cuadro pos( )moderno que no comprendo por las fracturas sociales de un mundo totalmente caótico como el representado en esta carátula llena de ambigüedades, y por tanto las lecturas paradigmáticas implicadas están plasmadas en los contenidos sociales, históricos, religiosos, artísticos, etcétera y que van más allá de lo puramente lingüístico de esta carátula pos( )moderna, o ¿cómo se comunica el ser humano? Acaso la comunicación está dada por la multitud de contenidos simultáneos que la metamorfosean en la incomprensión, en la incomunicación.
         ¿Dónde estoy? No, no estoy. Soy el personaje ultra pos( )moderno de la telenovela del canal 568 wide world wide, que trasmite desde la tierra infayucable de tus sueños: Disneyland, Disneyland, Disneyland. No vivo en el presente, tengo la compañía de mi estrella favorita Arnold Suaseneger, pero… no, soy pos( )moderno. Soy cibernético, mi tarjeta computacional así registra mi nombre. Y, el hombre únicamente es, existe por la credencial portadora del sello oficial, no, no es así, es el número, eres el número, nooo, no soy un número, pues lo eres, pues sin ese número no existes.
         Y… ¿Dónde está el conocimiento?, ¿dónde la verdad?
         El lector intenta deslindar el cuestionamiento objetivo del subjetivo, pero, al mismo tiempo, sabe que, muchas veces, el conocimiento se consigue por ensayo y error, y, la razón dicta que el hombre empezó ensayando, sigue ensayando y seguirá ensayando y cometiendo error tras error y los aciertos, el hombre mismo los convierte en desaciertos, para marcar la historia con huellas plenamente humanas de caos y cosmos.

Sergio Núñez Guzmán.
*( ): el vacío, la abstracción total.
Paréntesis pos( )moderno
Sergio Núñez Guzmán

En el mundo cibernético, donde le hombre televisivo convierte las finanzas en amnesia tercer mundista, surge el holocausto de las realidades diferentes para la reproducción de la liberación sexual en la desmemoria de la conciencia cero de este escrito posmoderno.
         Para reavivar la escatología de la pérdida de memoria del Arnold y de la madona utópicos es necesario sumergirse en el pánico de la teleología virtual para llegar al arrepentimiento de fin de la historia.

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