domingo, 23 de febrero de 2014

Traducción y lectura a un poema de Paul Éluard por Sergio Núñez Guzmán



Paul Éluard
Couvre-feu                                                 Toque de queda
                                                                       Traducción: Sergio Nuñez Guzmán

Que voulez-vous la porte était gardée              Que quiere usted, la puerta estaba vigilada
Que voulez-vous nous étions enfermés            Que quiere usted, estábamos encerrados    
Que voulez-vous la rue était barrée                Que quiere usted, la calle estaba interceptada
Que voulez-vous la ville était matée               Que quiere usted, la ciudad estaba desaliñada
Que voulez-vous elle était affamée                     Que quiere usted, ella estaba hambrienta
Que voulez-vous nous étions désarmés           Que quiere usted, estábamos desarmados
Que voulez-vous la nuit était tombée             Que quiere usted, la noche se desmoronaba
Que voulez-vous nous nous sommes aimés    Que quiere usted, mutuamente nos amamos

Poésie et vérité, 1942                                                               Poesía y verdad.    1942


Una lectura a Toque de queda
Sergio Núñez Guzmán

El “Toque de queda” marca el principio del poema de Paul Éluard, y al mismo tiempo es un indicio de la Segunda Guerra Mundial en la que Éluard tomó parte. Las últimas palabras de los versos son “nos amamos mutuamente”, las que muestran el amor entre dos seres humanos, pero “que quiere usted” es el medio jugoso del contenido, porque las formas, las palabras son denotativas ya que se identifican con sus referentes; sin embargo, el sentido dado por la connotación se enclaustra en el todo y ese “que quiere usted” es una llave para escabullirse a una lectura más comprensible, pues, acaso es una disculpa, así sucedió, “ya ni modo”, pero, ¿qué fue lo que pasó? “La puerta estaba vigilada” ¿por quién? Por un enemigo que se diluye en un “nosotros” (estábamos) y otros. Los correferentes están en los deícticos, lo humano se encuentra en lo inhumano de la calle y de la ciudad, ¿por qué?, ¿quién estaba hambrienta? Ella, mujer, ciudad, pero al caer la noche, “que quiere usted”, “nos amamos mutuamente”. La lógica de los posibles obliga a suponer la presencia de una “ella” totalmente humana como humano es el poemita de Paul Éluard.

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