Semana
Sergio Núñez Guzmán
La palabra semana está tomada del latín septimana
y ésta se deriva de septimus más el
sufijo –anus, por lo que septimana hace referencia a séptimo. El diccionario latino traduce septimana como semana.
Los
días de la semana constituyen un paradigma cuya relación se da en el rasgo
distintivo semántico que los caracteriza como días, por lo que el latín
conforma la frase dies martis es
decir día de Marte. Aquí la relación
o concordancia se da entre los elementos que forman la frase, y así, lo que en
latín es una expresión sintética: martis,
en español es una expresión analítica, puesto que la traducción es de Marte. En la desinencia –is de martís se encuentra, además del número, del género, el caso gramatical que expresa la función
sintáctica que desempeña el sustantivo dentro de la oración. El sufijo –is de martis indica el caso genitivo, es decir la función que tiene y que
es de complemento adnominal. En el sintagma (orden) latino dies martis, dies es el
núcleo y martís el modificador o
complemento adnominal. Se observa que el modificador se une directamente al
núcleo, no hay ningún elemento intermedio. El sintagma español día de marte es un sintagma en donde el
modificador se une al núcleo a través de la preposición de, que es el enlace entre el modificador y el núcleo, por lo que
esta construcción es analítica, ya que la función no se marca en la desinencia
(caso) sino en la preposición, en donde se encuentra la función del sustantivo
y así se construye el sintagma analítico: día
de marte, dios de la guerra a quien los romanos dedicaban un día de la
semana.
Día de la luna es dies lunae (el diptongo latino ae se pronuncia como e). La
desinencia –ae de lan-ae indica además del número y del
género, el caso genitivo o complemento adnominal que en su evolución al español
adquiere, por analogía con los restantes días de la semana, la s de martes
por lo que lunae pasa al español como
lunes. Lunes es el día dedicado a la luna.
Miércoles significa de mercurio, este término toma la s final por analogía a los otros días de la semana que si la
tienen. En latín de Mercurio es Mercurii. Esta palabra se transforma,
cambia, evoluciona al pasar del latín al español, y, de esta manera la e tónica diptonga en ie; la u vocal velar cerrada se abre en o vocal velar abierta y la consonante alveolar vibrante r intervocálica se disimila en l consonante alveolar no vibrante y la
vocal geminada i después de
asimilarse se abre en e, pues la i vocal palatal cerrada se abre en la
vocal palatal abierta e, por lo que
de Mercurii, tenemos miércoles, el día de la semana dedicado
a Mercurio, mensajero de los dioses y dios de los comerciantes y de los
ladrones; fue notable por su velocidad (se le representa con alas en los pies),
elocuencia y astucia.
Jueves procede del latín Jovis, genitivo del nominativo júpiter, por lo que la traducción de Jovis es de Júpiter. Jovis sufre
diversas modificaciones al pasar al español, así el nominativo Jovis evoluciona la J en Y: Yovis, y de esta forma surge Jóvis y de
aquí tenemos jueves con diptongación
de la o tónica en ue y la modificación de la vocal palatal
cerrada i en la vocal palatal abierta
e, por lo que de Jóvis tenemos jueves.
Viernes es el día de Venus que en latín es Veneris
dies, de donde se desprende veneris
como el caso genitivo de Venus. Veneris
presenta en su forma original el lexema (envía al léxico o diccionario) vener- y el sufijo (morfema que manda a
la gramática) –is indicador del caso
genitivo que en español se marca con la
preposición de; por lo que de la
forma sintética veneris pasa al
español como una forma analítica: de
Venus. El sufijo –is al pasar al
español cambia a –es y así aparece el
vocablo con el lexema más el sufijo: vener-es.
El lexema vener-(es) está marcado por
el acento en la sílaba inicial, lo que acarrea la pérdida de la vocal postónica
intermedia: veneres>venres, y
después aparece la diptongación de la vocal tónica vénres>viernes; solamente resta la metátesis de las consonantes
alveolares n,r, y, así de vienres>viernes.
Sábado está registrado en el DRAE como
del latín sabbatum y éste del hebreo sabath, descansar. Sexto día de la
semana, en el que el pueblo judío descansa porque se prohíbe todo trabajo. La
forma sabbatum simplifica la
consonante geminado –bb- en –b- y la dental sorda intervocálica –t- se sonoriza en su correspondiente dental sonora –d-, por último el sufijo latino –um pierde la –m final porque no se admite como consonante final en español, y, la
vocal velar cerrada –u- evoluciona en su correspondiente velar velar abierta o. por lo que de sabbatum tenemos sábado.
Domingo del latín dominicum en donde el sufijo –um
pierde la –m final y la –u, ahora, final, pasa como –o, según lo antes visto: dominicum > dominico, y así, aparece
la evolución de la consonante velar sorda –k-
en su correspondiente velar sonora –g-
por lo que de dominico tenemos dominigo. El siguiente paso está
determinado por la presencia del acento en la sílaba esdrújula –mi- lo que implica la pérdida de la
vocal postónica intermedia –i-, y así
de dominigo tenemos domingo. Por otro lado dominicum es una forma derivada de dominus, el señor; por lo que, domingo
es el día del Señor.
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