ESCÁRCEGA
Sergio Núñez Guzmán
Agosto 1991
Llegamos a Escárcega. El camión se detuvo en la
terminal de autobuses. Se decidió comer en el restaurante de la terminal.
Pedimos el menú y se nos dijo que había carne de venado. Nunca había comido
carne de venado, y por tanto, la pedí. ¿Cómo saber si comí carne de venado o
no? quiero pensar que si comí carne de venado, fue una carne que me gustó, y no
quiero saber si no era carne de venado.
El cansancio entre los pasajeros y la falta de
paciencia y de calma por parte del guía produjeron fricciones en el grupo.
Salimos de Escárcega rumbo a Villahermosa.
Qué coincidencia. Mientras era miembro de la Tuna Universitaria del C.U.C. en alguna ocasión nos invitaron a Ciudad del Carmen, Campeche. Obviamente hemos ido en camión. Cuando llegamos a Escárcega era noche. De esas en las que uno no ve ni las uñas de las manos propias. Cansados de tan largo viaje, vimos salir un "muñeco" de la parte trasera del camión que tomó el mando mientras el chofer anterior se convertía en un bello durmiente (¡dos choferes!). No tenía ni idea de que el lugar estuviera habitado hasta hoy. No sé, era algo romántico pensar que Escárcega era una especie de pueblo olvidado, donde un solo foco era el único signo de que humanos pasaron por ahí. Y si, es seguro que comió venado. Si desea comprobar y recordar, pruebe en la Ex Hacienda de Tlalpan. Tenga buen provecho. No olvide una buena propina.
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