Fuego, hogar, foco
Sergio Núñez Guzmán
El
fuego es el hogar, la hoguera, donde
está el foco familiar. El hiperónimo
que enlaza la semántica de estos términos es calor, tanto en el sentido denotativo: calor físico; como en el sentido connotativo: calor propiamente humano.
El significado encerrado en el lexema foc-o hace ver la relación de estas
palabras –encerradas entre blancos- cuando se investigan las formas que dan
origen al significado correspondiente dado en sincronía, pues la diacronía hace
ver los cambios que transforman la raíz original latina foc-um en los derivados: fuego,
hogar, hoguera, foco.
Lo interesante es comprender el cómo y
el por qué de los cambios y de las transformaciones de estos vocablos, para, al
mismo tiempo, intentar entrar al mundo fascinante de la semántica, es decir del
sentido que adquieren estas dicciones utilizadas por el pueblo en los diferentes
momentos de su historia. La diacronía, la historia interna, es la evolución de
los sonidos desde Roma hasta Argentina, Colombia, México etcétera. La historia externa
es la extensión diatópica del español, pues el castellano de Castilla pasó a
ser el español de América. Es indudable que el español sincrónico de nuestra
América es diferente del español de España; desde luego hay similitudes, pero
las disimilitudes aparecen desde la fonética, la fonología, la morfología, la sintaxis,
la semántica hasta la pragmática de la sociedad hispana y de las sociedades de centro
y de sudamerica.
La palabra fuego envía al lector al Diccionario de la Real Academia (DRAE) en
donde la acepción fuego tiene un
pequeño paréntesis que dice del lat. Focus.
La consulta de focus en el
Blázquez (diccionario latino) se define como hogar, fogón.
La observación de las palabras focus, foco, fuego, fogón, hogar, hoguera
implica la confirmación de modificaciones en las formas, lo que conlleva
cambios de contenido, es decir de significado; sin embargo, los diccionarios no
explican el por qué y el cómo de los cambios en las formas y en los contenidos.
El focus latino es el fuego protegido por la diosa Vesta, el
hogar doméstico, y, en cambio, el ignis
es el fuego producido por frotamiento
de la madera.
Las palabras de las lenguas romances
como derivadas del latín, lengua de flexión, se pueden segmentar en
constituyentes morfológicos, uno de los cuales es portador de la raíz, base del
significado que es el lexema, con este morfema y con los restantes de la unidad
se originan las diferentes funciones gramaticales y sintácticas.
La segmentación se presenta al oponer foc-us a foc-o. La similitud de formas aparece al compartir la misma raíz o
lexema y la disimilitud está en el cambio del morfema gramatical o gramema: -us, - -o. El latino –us, marca
caso nominativo, género masculino y número singular; en cambio, el sufijo español –o indica género masculino, número singular y no hay marca de caso.
Aquí, como hay cambio de formas, hay cambio de contenidos. Así, surge la
diacronía en la sincronía, pues sin la primera no se puede explicar la segunda.
El contraste entre foco y fuego muestra
modificaciones fonéticas que permiten la identificación de significados
diferentes, los sonidos que señalan la diferencia de significado se les conoce
como fonemas, así la consonante velar sorda
k evoluciona en la consonante velar sonora g, como se observa, el conjunto de sonidos, rasgos distintivos o
fonos opone el rasgo sordo k al
sonoro g, por lo que resulta
redundante la diptongación de la –o- tónica en –ue-. Los pasos en la evolución son: foco > fogo >fuego. ¿Cómo comprobarlo? La respuesta está en
la investigación del vocablo fuego en
las restantes lenguas romances actuales (?):
Latín
español francés italiano portugués
Focu fuego feu fuoco foco
En
la alteración del orden presentado se encuentra:
Latìn
portugués italiano español francés
Focu foco fuoco fuego feu
Se
conoce a las palabras poco evolucionadas como cultas: port.>foco; las semievolucionadas como semicultas: ital.>fuoco y como populares las evolucionadas:
esp.>fuego y francés>feu.
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