domingo, 9 de febrero de 2014

Rumbo a Villahermosa. Sergio Nùñez Guzmàn



RUMBO A VILLAHERMOSA
Sergio Núñez Guzmán
         Agosto 1991

Recorriendo de Chetumal a Villahermosa pasamos por Escárcega. De Chetumal a Escárcega la soledad de la selva más destruída que viva, el saqueo ya no sé de qué pero que se ve por el vacío en el paisaje, vacío que se quiere disfrazar dejando cortinas de árboles selváticos a los lados de la carretera, pero que los ojos del viajero al buscar el reposo en el exterior del autobús fácilmente descubre. El vacío, el desperdicio, la destrucción, la nada. Sorpresa en la sorpresa, sorpresa que sin serlo, sorprende, campo extensísimo y muchas, muchas, muchísimas máquinas agrícolas oxidándose, pudriéndose, y el campo desolado, invadido por malas hierbas, por espinas que se clavan en mi vista y en mis sentidos, esqueletos mecánicos que yacen sin sentido, sin significado para la vida, por qué, por qué. Es el hombre. ¿Cuál? el de aquí o el de allá; el de ayer o el de mañana, y yo solo veo, y yo solo ahora grito y yo solo ahora escucho el silencio como respuesta.
-¿De qué me estás hablando?
-Sigues sin entenderme, mexicano. ¿Por qué no quieres entenderme?
-Sólo te escucho, no quiero entenderte, porque como tú dices, duele.
-¿Qué te duele?
-El hambre de mi pueblo.
-Ahora sí, me estás entendiendo. Grito mi desesperación. Quiero que me oigas.
-Y como tú dices, ¿Para qué?
-Para saber, para conocer, para ser conscientes para hacer.
-Y, ¿Tú haces?
-Cuando te hablo, cuando te digo, cuando escribo hago, hago. Y mi ser sólo lo explico por mi hacer.
-Pero tu hacer duele.
-Como a mí me duele el hambre de mi pueblo, como a mí me duele la nieve derretida en mis manos, como a mí me duele mi paraíso, mi tierra, que no puedo poseer.
-Quiero reírme de tus palabras.
-Ríete.

-No puedo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario